Imagen del curso Ética 2021-2 Jueves (Oscar Marino Zambrano Sánchez)
Ética

El curso de Ética aborda contextos, problemas y situaciones concretas que acontecen en la esfera pública y privada de nuestras vidas y de la sociedad en general, relacionadas con los componentes ético y moral. Dicho reconocimiento, debe convertirse en el insumo necesario para que, además, el curso pueda desplegarse como escenario de análisis, reflexión y discusión sobre las complejas cuestiones que emergen en el proceso de formación del profesional bonaventuriano, dada “la crisis ética, cultural, existencial y económica que padece la sociedad, que por consiguiente, no encontrará solución en las ofertas técnicas y económicas, sino en un cambio profundo de actitudes[1]. De allí que la oferta pedagógica se inscriba en el campo de la formación humanista, que es a su vez, la columna vertebral que estructura la propuesta formativa de la Universidad de San Buenaventura.

 

Específicamente, el momento histórico de post-acuerdo que vive Colombia, signado por una profunda polarización de sectores sociales, políticos y económicos; así como el panorama mundial caracterizado por la emergencia de tendencias políticas extremas; nos obliga como ámbito universitario católico y franciscano, a volcar el interés sobre una necesaria problematización de “…un sistema que pretende autorregularse sin criterios éticos, posibilitando hondas reflexiones en busca de una ética mundial que parta del respeto a la dignidad inviolable de la persona humana y sea capaz de garantizar un mínimo de justicia para todos[2].

 

En estas condiciones, se aborda lo cotidiano como insumo para el análisis crítico, toda vez que “en medio de la denominada cultura “light” que se sustenta en el valor de lo inmediato y pasajero y que va de un extremo a otro, de la euforia al conformismo, poniendo en riesgo la identidad de la persona[3], es justamente allí donde mora lo ético, generando reflexión sobre lo que es debido hacer[4]: en el íntimo y breve instante de la decisión humana de cada momento, de cada día. Es por ello que el curso pretende convertirse en una pausa, en un necesario momento de sosiego para ponderar con sentido crítico la enorme cantidad de estímulos que nos impele a insertarnos en aquello que ya es considerado como sociedad del hiperconsumo[5]; el discernimiento en torno a este hiperconsumo en diversa índole: de información de mercancías, de contenidos, de entretenimiento, de estímulos, de estéticas, de adicciones, etc., puede conducir a una actitud responsable y comprometida frente a la vida. 

 

Asimismo, en vínculo con las ideas anteriores, el curso de Ética pretende promover de manera decidida “…la urgencia de una revalorización de la rica diversidad cultural de nuestros pueblos; ante el advenimiento del mercado global y de sus alianzas con la tecnología, se buscan posibilidades para crear redes de comunicación que beneficien la interdependencia de los bienes y recursos con miras a una vida digna para todos, especialmente para los más pobres[6] toda vez que la Doctrina Social de la Iglesia se empeña en ello y dado que nuestro papel como formadores de nuevos profesionales, nos obliga a fundamentar el principio de la responsabilidad social como un valor cristiano y franciscano entre nuestros egresados, que propenda por el desarrollo humano en todas las dimensiones y el respeto y valoración del otro y lo otro, es decir, del prójimo y la naturaleza.

 

Finalmente, una consideración central del curso es asumir a los estudiantes “no como simples receptores de conocimientos que el profesor transmite ni tampoco como un objeto de la acción formativa, sino como un sujeto activo de su propia formación y aprendizaje[7], hacia el acervo espiritual del pensamiento franciscano, como referente necesario en esta época en que el respeto y la solidaridad con la naturaleza y el prójimo se hacen cada vez más indispensables, dando así, una posible respuesta al planteamiento que nos hace el documento Id y Enseña: “¿Cómo proponer, con claridad, creatividad y audacia, a las generaciones actuales, un nuevo paradigma de relación con la naturaleza, con los hombres, con Dios y consigo mismo?[8]

 



[1] Id y Enseñad. Directrices Generales para la Educación Franciscana, 2009. Pág. 18.

[2] El Señor os dé la paz, Documento del Capítulo General, Roma 2003 citado En: Id y Enseña. Directrices Generales para la Educación Franciscana, 2009. Pág. 17.

[3] Id y Enseñad. Ibíd. Pág. 17.

[4] SANDEL, Michael J. (2010). Justicia. ¿Hacemos lo que debemos? Barcelona: Debate.

[5] LIPOVETSKY, Gilles (2007). La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo. Barcelona: Editorial Anagrama.

[6] El Señor os dé la paz. Pág. 15.

[7] Id y Enseñad. Ibíd. Pág. 18

[8]Ibíd. Pág. 14.


Imagen del curso Ética 2021-2 Sábado (Oscar Marino Zambrano Sánchez)
Ética

El curso de Ética aborda contextos, problemas y situaciones concretas que acontecen en la esfera pública y privada de nuestras vidas y de la sociedad en general, relacionadas con los componentes ético y moral. Dicho reconocimiento, debe convertirse en el insumo necesario para que, además, el curso pueda desplegarse como escenario de análisis, reflexión y discusión sobre las complejas cuestiones que emergen en el proceso de formación del profesional bonaventuriano, dada “la crisis ética, cultural, existencial y económica que padece la sociedad, que por consiguiente, no encontrará solución en las ofertas técnicas y económicas, sino en un cambio profundo de actitudes[1]. De allí que la oferta pedagógica se inscriba en el campo de la formación humanista, que es a su vez, la columna vertebral que estructura la propuesta formativa de la Universidad de San Buenaventura.

 

Específicamente, el momento histórico de post-acuerdo que vive Colombia, signado por una profunda polarización de sectores sociales, políticos y económicos; así como el panorama mundial caracterizado por la emergencia de tendencias políticas extremas; nos obliga como ámbito universitario católico y franciscano, a volcar el interés sobre una necesaria problematización de “…un sistema que pretende autorregularse sin criterios éticos, posibilitando hondas reflexiones en busca de una ética mundial que parta del respeto a la dignidad inviolable de la persona humana y sea capaz de garantizar un mínimo de justicia para todos[2].

 

En estas condiciones, se aborda lo cotidiano como insumo para el análisis crítico, toda vez que “en medio de la denominada cultura “light” que se sustenta en el valor de lo inmediato y pasajero y que va de un extremo a otro, de la euforia al conformismo, poniendo en riesgo la identidad de la persona[3], es justamente allí donde mora lo ético, generando reflexión sobre lo que es debido hacer[4]: en el íntimo y breve instante de la decisión humana de cada momento, de cada día. Es por ello que el curso pretende convertirse en una pausa, en un necesario momento de sosiego para ponderar con sentido crítico la enorme cantidad de estímulos que nos impele a insertarnos en aquello que ya es considerado como sociedad del hiperconsumo[5]; el discernimiento en torno a este hiperconsumo en diversa índole: de información de mercancías, de contenidos, de entretenimiento, de estímulos, de estéticas, de adicciones, etc., puede conducir a una actitud responsable y comprometida frente a la vida. 

 

Asimismo, en vínculo con las ideas anteriores, el curso de Ética pretende promover de manera decidida “…la urgencia de una revalorización de la rica diversidad cultural de nuestros pueblos; ante el advenimiento del mercado global y de sus alianzas con la tecnología, se buscan posibilidades para crear redes de comunicación que beneficien la interdependencia de los bienes y recursos con miras a una vida digna para todos, especialmente para los más pobres[6] toda vez que la Doctrina Social de la Iglesia se empeña en ello y dado que nuestro papel como formadores de nuevos profesionales, nos obliga a fundamentar el principio de la responsabilidad social como un valor cristiano y franciscano entre nuestros egresados, que propenda por el desarrollo humano en todas las dimensiones y el respeto y valoración del otro y lo otro, es decir, del prójimo y la naturaleza.

 

Finalmente, una consideración central del curso es asumir a los estudiantes “no como simples receptores de conocimientos que el profesor transmite ni tampoco como un objeto de la acción formativa, sino como un sujeto activo de su propia formación y aprendizaje[7], hacia el acervo espiritual del pensamiento franciscano, como referente necesario en esta época en que el respeto y la solidaridad con la naturaleza y el prójimo se hacen cada vez más indispensables, dando así, una posible respuesta al planteamiento que nos hace el documento Id y Enseña: “¿Cómo proponer, con claridad, creatividad y audacia, a las generaciones actuales, un nuevo paradigma de relación con la naturaleza, con los hombres, con Dios y consigo mismo?[8]

 



[1] Id y Enseñad. Directrices Generales para la Educación Franciscana, 2009. Pág. 18.

[2] El Señor os dé la paz, Documento del Capítulo General, Roma 2003 citado En: Id y Enseña. Directrices Generales para la Educación Franciscana, 2009. Pág. 17.

[3] Id y Enseñad. Ibíd. Pág. 17.

[4] SANDEL, Michael J. (2010). Justicia. ¿Hacemos lo que debemos? Barcelona: Debate.

[5] LIPOVETSKY, Gilles (2007). La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo. Barcelona: Editorial Anagrama.

[6] El Señor os dé la paz. Pág. 15.

[7] Id y Enseñad. Ibíd. Pág. 18

[8]Ibíd. Pág. 14.